miércoles, 30 de abril de 2008

Werther (Goethe, 1774)


(...) Werther, cuyo corazón latía con tal violencia, que parecía querer salirse del pecho, temblaba como un azogado, tomó el libro y leyó con insegura voz:
- ¿Por qué me despiertas, soplo embalsamado de la primavera? Tú me acaricias y me dices: "Traigo conmigo el rocío del cielo; pero pronto estaré marchito, porque pronto vendrá la tempestad que arrebatará mis hojas. Mañana llegará el viajero; vendrá el que me ha conocido en toda mi belleza; su vista me buscará en torno suyo, me buscará y no me encontrará."


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