lunes, 4 de diciembre de 2006

Ecos

Hace ya un largo tiempo (al menos al nivel del corazón sí lo es), que estuve en aquella tormenta, ¿lo recuerdan? Esa tormenta que me dejó sin sueños, sin esperanzas, con mucho frío. Luego de haber llorado y de haberme enojado me entristecí muchísimo. Estuve en esa calle oscura y desierta caminando por bastante tiempo, sin rumbo, sin saber adonde ir. En el camino escuché voces, voces que me hablaban de cosas pasadas, de sus vivencias. Muchas de esas voces, la mayoría, hicieron que yo me llene de odio contra la tormenta, y trataban de borrar cualquier vestigio de esperanza que pudiera quedarme. Otras voces también me hablaban de sus vivencias pero ,en cambio, trataron de mantener encendida la minúscula llama de ilusión que aún quedaba en mi alma. Por momentos todo fue confusión, y me alejé de allí y me interné en otro camino. Un camino muy extraño en verdad. No podía ver absolutamente nada, ya que todo estaba cubierto por una densa niebla. Estaba aturdida, y no supe cómo seguir.Tal era mi desconcierto, que me angustié otra vez. Pero en aquel momento escuché una voz. Una voz distinta a las demás. Una voz que abrió mis ojos y secó mis lágrimas, y sin quererlo hizo que yo viese delante mío, en medio de la niebla, un hilo de luz. Me levanté y dí unos pasos hacia adelante. Me detuve unos segundos, y luego decidí seguir. Y seguí, seguí sin escuchar a las voces que querían apagar mi llamita, que continuaban hablándome detrás mío.Aún siguen ahí, pero ya no las escucho, sólo observo mi llamita y la cubro para que no se apague. Esas voces pesimistas opinan de la tormenta, pero hablan desde la ignorancia. Ninguna de ellas sabe realmente cómo fue, ni por qué pasó exactamente. Sé que tampoco tengo ninguna certeza, pero fuí yo quien estuvo en aquel día de sol, que luego se transformó de repente. Trato de encontrar una explicación razonable, trato de pensar correctamente, y voy a hacer lo que dicte mi corazón... para volver a encontrar aquel camino lleno de árboles floridos e iluminado por el sol...

"Cerca del nuevo fin, tabú, fuego y dolor. La selva se abrió a mis pies y por ti, tuve el valor de seguir..."
(G. Cerati 1999. Bocanada. Tabú)


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